Incendio en Ponteareas, Pontevedra. 24/03/2015

25 mar 2015


Oficialmente son 371 hectáreas.

-¡Como éstas!- que diría Miguel Lago en su monólogo "Soy un hijo puta".

Ni un metro arriba, ni uno abajo chacho.

Zona afectada.
Fuente:Google Maps y SIGPAC
Esta cifra final y oficial, siempre tan directa y tan redonda que acompanha a los comunicados, se olvida de salientar el sudor, las lágrimas, los nervios, la tensión y el mucho mucho trabajo de la gente que cocina literalmente su piel.

Pero también se omite la hipocresía que desprenden estas catástrofes, sobre todo la que posee quien mueve las fichas del tablero.

Estamos en Marzo; comienza la primavera, pero en Galicia eso da igual.
Ha habido incendios en pleno diciembre como los hay a patadas en verano, y aún así la prevención brilla por su ausencia. Ni biomasa, ni limpieza o replantación (quizás las madereras), ni uso-incentivo de la ganadería caprina. Nada.
Eso sí: ahora se puede edificar en terreno calcinado. ¡Viva Isabel!

Quizás, el único movimiento de la Consellería de Medio Rural en este sentido haya sido la prohibición de las quemas controladas, las que se comunican claro, las que no...

Con una política forestal de prevención activa ininterrumpida, como la que pide el 99,9% de los trabajadores, siguiendo una lógica adquirida a base de comer mucho monte (no como los que comen oficina y hojas excell), el trabajo estaría repartido tanto para todo el anho como para muchísima más gente, aumentando la producción en diferentes sectores y disminuyendo increiblemente el gasto desmesurado que se hace en extinción directa a los incendios.
Porque la defensa cuando llega el momento, es necesaria, ¡pero a qué precio!
Mejor, que no te pille desprevenido.

Hay que distinguir entre lo que buscan unos, y lo que buscan otros.
Si la finalidad es mantener un monte limpio, sano y vivo de donde obtener el sustento sin destruir la naturaleza, entonces tenemos un gobierno que busca lo contrario: favorecer a las companhías que "atajan" el incendio.
Estamos hablando de partidas presupuestarias de casi 200.000.000€/anho, dedicadas única y exclusivamente en extinción directo de fuegos, NO EN PREVENCIÓN, repartido todo ello entre empresas de amiguetes y companhías privadas (Exurga, Natutecnia, Inaer) de helicópteros, personal de brigadas sin preparación, motobombas, aviones, productos químicos (retardantes), tecnología punta...
Eso es mucho dinero, más aún, sabiendo que existe un servicio público (SPDCIF), pagado por todas y todos, y que cada día tiene menos uso.

Este ha sido uno de esos ejemplos tan repetidos desde que Galicia se ha hecho vieja:

1) los jóvenes emigran y se olvidan de sus aldeas principalmente porque doblar el espinazo no mola.
2) 
los ancianos no tienen la fuerza para seguir cortando maleza como en sus tiempos mozos.
3) la maleza y la arboleda crecen sin control, en verano las hojas se secan, y eso acumulado es como un campo de gasolina listo para recibir una cerilla.

Aquí es donde el gobierno debe buscar su papel, el de tomar cartas en el asunto para prevenir, saber el siguiente movimiento antes de que ocurra.

Sin embargo, la realidad es muy distinta a como nos gustaría que fuese.
La Xunta ofrece unos míseros 8 millones de euros para prevención (míseros comparados con el presupuesto para ataque a incendios, repito, entre 150 y 200 millones de euros al anho), trata de biomasa y creación de tanques de agua. Luego suelta unos cientos a otra empresa privada (Exurga por ejemplo) y listo: trabajo hecho.

Pasan los días, viene un descuidado con su descuido, un gilipollas o un sabedor de lo que va a hacer y el monte arde, como ardía ayer en Ribadetea y Padróns. 371 Hectáreas sí. Pero se puede prevenir mucho antes. El monte daría tanto trabajo que el paro en Galicia sería un chiste si las políticas forestales correctas se aplicaran.

Ayer actuaban allí todos los helicópteros activos de Galicia, once exactamente, más la anexión de la UME (en 2013, además de los 150 millones anuales, asignados por el MAGRAMA, recibió otros 500.000€ extras de la Xunta por su cobertura en los incendios del sur de Galicia), más diecinueve brigadas y tantas motobombas que ya aburría verlas desfilar a toda hostia. No quiero ni pensar el gasto por hora que supuso tal despliegue. ¿Alguno se atreve a calcular?

Quizás deberían explicarnos, oficialmente, cuánto nos cuesta que la Consellería de Medio Rural y Mar descuide un trabajo tan básico como la limpieza del monte y que luego tengamos que pagar todos y todas el pato?
Si unos meses antes, metes a limpiar monte a todas las brigadas que actualmente están en paro, no es que acabes con el fuego, ¡es que ya no se produce fuego alguno!

Creas empleo a patadas y el monte lo agradece, porque incluso sus deshechos son oro empresarial.
-Y no me digas que no hay dinero...

Creo que ya es hora de pedir explicaciones, y dejar de dorar la píldora cada anho.
Cuando la Xunta anuncia el presupuesto que se tiene para la lucha de los incendios, no es precisamente la cifra que les ha tocado en la lotería: es nuestro dinero, malgastado.

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