Carga policial en el mitin de Rajoy y Feijóo en Ourense.
20 oct 2012
Pues eso, que mientras el presidente del gobierno Mariano Rajoy y su homólogo autonómico Alberto Núñez Feijóo, celebraban un mitin en el interior del Pabellón de los Remedios, en Ourense, fuera se estaba gestando lo que acabó como una carga brutal en toda regla. Como siempre, el que protesta, dirán algunos, tuvo la culpa.
Pero, ¿no es bastante raro que se traigan policía nacional de Madrid para un mitin político, que agredan a menores de edad, que persigan a un servidor y lo amenacen con romperle la cara, la cámara y llamarle hijo de p*** varias veces y que esto se repita bajo un clima de total impunidad ante hechos que delatan algo más que mala suerte, crisis y buenas acciones gubernamentales?
Es que, permítanme opinar un poco, pero me da que el color se está cambiando a blanco y negro, que aunque muy bonito en fotografía, pierde su encanto cuando recordamos capítulos históricos de nuestro pasado más hermético socialmente hablando.
No se vosotros, pero yo pocas veces presencio violencia gratuíta como esta, más bien, regalada. Es que todavía no me explico, qué era lo que molestaba tanto a los policías para hacerlos retroceder metros de la acera, si por allí ya podía pasar un autobús cargado de elefantes, parecido al que utilizó el PP para traerse a todos sus amigos octogenarios, sí.
Que me perdonen otra vez la opinión, pero creo que cuando un policía te mira como un balón de fútbol para patearte, o como una pinhata de cumpleanhos, algo funciona mal, no sólo en el CNP.
Creo que la cúpula que controla este gobierno, como también los estamentos más sagrados que generaciones previas, bajo lucha y sudor, intentaron dignificar, estos tíos se los están cargando en un abrir y cerrar de ojos.
Sea el FMI, sea Merkel, sea la diversión personal de un pelele, lo que no puede ser es que escribamos, juremos y proclamemos a los cuatro vientos que existe democracia, cuando lo que vemos muchos (y cuando digo muchos, realmente son muchos) es una total farsa que la gran mayoría, "se la pasa por el forro".